Minuto 91: Se esfuman los fantasmas de Zidane

Redacción: Adrián González

¿Este es el mismo Real Madrid? Cuesta creer que hace un año el equipo blanco hiciera el ridículo en Ucrania, ante el mismo rival que hoy ha visto como pasaba un vendaval por su casa, sin que le diera tiempo a proteger sus pertenencias.

Son varias las diferencias a destacar, pero no hace falta perderse en detalles: ¡Cómo juega el Real Madrid! Es una obviedad que Ancelotti, a quien muchos ya estaban echando al foso de los leones por dos derrotas, le ha cambiado la cara a un equipo triste. Ya no solo ha conseguido que se juegue al fútbol y se haga bien, sino que está convirtiendo a cada jugador del once en una estrella mundial, con la excepción de Lucas Vázquez, a quien parece complicado seguir defendiendo.

Courtois siempre aparece, da igual el momento o la situación, el belga no se relaja y cuando echa el candado, parece imposible que se cuele nadie dentro de la jaula. Volvió Mendy, y metió el famoso gol de los defensas, acción increíble que demuestra que ha vuelto para ocupar ese maldito lateral izquierdo de una vez por todas, en lo que Alaba y Militão se van conociendo.

El centro del campo es lo único que no ha cambiado, los tres de siempre, los inseparables Kroos y Modrić, y el defensor de la mazmorra, Casemiro. Vaya exhibición del alemán, a quien se le ha olvidado que sufrió una pubalgia, y vaya genialidad del croata, que parece imposible que solo tenga dos ojos como el resto de humanos, por no mencionar tanta calidad en sus botas.

Sin embargo la parte diferencial es la que es, el ataque. Si banalizamos la situación cualquiera pensaría que Vinícius le estaba haciendo mobbing a Zidane, pero nada más lejos de la realidad, él mismo ha confesado que ha sido Ancelotti quien le ha salvado. Menos mal que el italiano ha llegado a tiempo, porque se ha encontrado a una bestia que necesitaba rugir, y vaya sí lo está haciendo, no solo ha superado sus problemas de cara a portería, sino que parece que ya solo quiere anotarse un tanto si es un golazo. Los goles normales que los marquen otros.

Y en el centro el director de la orquesta, un Karim Benzema a quien de una manera u otra también le ha sentado bien el cambio del banquillo. Ahora mismo es el mejor de Europa, o eso dicen sus números, y su juego. Es el engranaje perfecto que consigue que todo gire, el agua del molino. Parece imposible, pero con 33 años todavía nadie es capaz de adivinar su techo.

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Y el tercero en discordia es Rodrygo, quien está teniendo el protagonismo que se merece. Ancelotti prefería a Brahim, pero no puede hacer nada ante esta fuerza de la naturaleza que es el brasileño, quien encima se entiende con su compatriota para formar uno de los ataques más letales y más jóvenes. De fondo mira Hazard, pero no está invitado a la fiesta goleadora en la que se ha convertido el Real Madrid.

Solo existe un nombre que se pueda repetir hasta la saciedad después de esta noche, y es el de Carlo Ancelotti. El italiano ha cogido las riendas y ha enderezado el rumbo, devolviendo la gloria al Real Madrid que había perdido en el último año, y no hay mejor manera de demostrarlo que metiéndole una manita al equipo contra el que Zidane salió escaldado el año pasado. Sus fantasmas se han esfumado, ahora dirige el hombre de los 20 chicles por partido. A lo lejos suena el himno del Barça en el Camp Nou. Ancelotti está tranquilo, los demás también.

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