La crónica del Bayern-Barça: » Amnesia y recuerdos»

La opinión literaria: Sergio Vicente/Latribunamadridista.com.

Las banderas llenaban las gradas de un Allianz Arena lleno hasta la bandera. Con el respeto de las grandes ocasiones y el himno a todo volumen, se podía leer la concentración en los ojos de los jugadores. Esos mismos ojos que retaban al rival desde el apretón de manos.

Cronológicamente rápido y con movimiento veloz pisó Robben área barcelonesa, pero un disparo demasiado ególatra disipó el primer aviso. Repuesto el Barcelona del trepidante comienzo a lomos del holandés, asumía su papel habitual, que poco habría de durarle.
La mordaz presión ejercida sobre Messi en particular, pero sobre todos los españoles en general, traspasaba la pantalla y cada espectador doméstico podía sentir las vibraciones que cruzaban el campo. Los de München, lenta pero eficazmente, se hicieron con el mando y el Barcelona tuvo que apaciguar varios intentos desde las esquinas. Además, el excesivo uso de las extremidades superiores de los culés dentro del área encendió los ánimos del público alemán.
De repente aunque con previo aviso, voló Dante desde las alturas de los Alpes, imponiéndose a la zaga azulgrana. Su remate desviado fue enderezado por un atento Müller. Valdés masticaba impotencia al detener el balón medio metro dentro del arco defendido y profanado. El gol evidenció la superficialidad del Barcelona, pecando de un juego ofensivo nulo.
Y la primera vez que salió a la luz la mordiente catalana, Dante se antepuso providencial ante Messi. No se puede ni empezar a describir la importancia del oportuno corte. Al compromiso defensivo se sumó con reiteración Javi Martínez, creando arte desde la destrucción. En esta primera parte se hizo patente la instantaneidad del tiempo cuando el espectáculo divierte y emociona. Decir que la primera parte duró en percepción temporal un parpadeo, sería ya exagerar.
Pero hablando de pasiones, la segunda parte se abrió con tanto del torero alemán, Mario Gómez. Extraña y letal mezcla, quizá en posición adelantada. Con la ansiedad del perdedor y el marcador del triunfante, el Bayern se olvidó del freno. Conexiones entre Ribery y Robben tras la jugada predilecta del zurdo de cristal, que incluso remató versátil de cabeza. Los de Baviera desperdiciaban oportunidades como al que le sobra caviar.
Del otro equipo, hoy casi anónimo, no hay mucho que decir. El primer tiro antes, y el más peligroso después, fueron obra del central canterano: Bartra. Parece suficiente resumen del nefasto encuentro azulgrana. La lesión que mermaba a Messi es solamente un síntoma de la enfermedad crónica que supone el jugar de memoria. Cuando se puede, es precioso. Pero cuando se cruza el doctor muniqués y diagnostica amnesia…
Pues gol. Pantalla de Müller bordeando la legalidad y extraída de un partido de balonmano, dejando a Robben cara a cara con Valdés. La calidad y el interior hicieron el resto. La colección de oportunidades seguía incrementándose y el Allianz explotó de éxtasis con la consecución del cuarto gol alemán. Pases magnéticos de bota a bota que terminó con Müller rematando a puerta vacía. Certificaban así los bávaros una goleada de las que hacía tiempo que no sonrojaba al Barcelona. La amnesia no afectó a la memoria colectiva de München, que recordaba con escozor el 4-0 de hace unos años, siendo entonces víctimas de los culés. La herida cerró esta noche. La última gota de sangre sella el pasaporte a Wembley.

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