EL REAL MADRID SE ENREDA Y CAE EN LA TRAMPA

Redacción-Redacción:Noelia Pinto Cervero-El Sadar-Latribunamadridista

Osasuna y Real Madrid han firmado tablas (2-2) en el encuentro disputado en el Sadar, en un partido en el que los blancos comenzaron perdiendo 2-0, pero acabaron empatando, y en el que ambos conjuntos acabaron con un jugador menos por las expulsiones de Sergio Ramos y Silva.

Un empate que deja un sabor bien distinto en ambos conjuntos. Para Osasuna es un punto muy bien recibido. A pesar de verse 2-0 en el marcador, para los de Gracia es un punto de oro ya que, en estas últimas ligas, los ‘grandes’ pierden puntos en contadas ocasiones. Para el Madrid, sin embargo, es un paso atrás en la lucha por la liga, más aún cuando venía de recuperarle puntos al Barça la pasada jornada.

El Real Madrid vuelve a darle la oportunidad a Atleti y Barça de hacer hueco en la clasificación después de no ganar en uno de sus campos malditos. Y eso que el equipo de Ancelotti empezó bien el partido. Dominando, con criterio en la circulación de balón y presionando a Osasuna (asfixiándolo) más bien, cuando los navarros trataban de salir jugando la pelota. Con Modric y Xabi multiplicados, robando balones y alimentando a sus delanteros.

Pero eso fue un espejismo. Apenas duró diez minutos. Lo que tardó Osasuna en quitarse el miedo de encima después de comprobar que Cristiano Ronaldo estaba en su versión más humana. En esos minutos de dominio madridista, el luso falló un par de controles en el área y un mano a mano de los que no suele perdonar. Hasta el mejor escribiente echa un borrón.

Osasuna se encontró vivo tras ese acoso inicial y si hay una lección que todo visitante debe sacar cuando va a Pamplona es que si tienes oportunidades, no debes fallarlas. Osasuna lleva toda la vida viviendo de lo mismo en El Sadar. Una mezcla de fe, lucha, constancia, espíritu indomable y un aprovechamiento al 150% de sus recursos y sus oportunidades.

En 20 minutos, el conjunto navarro golpeó dos veces. Los dos goles tuvieron muchas cosas en común. Una defensa calamitosa y un jugador, Oriol Riera, que le está dando a Osasuna un resultado excelente. En el primer gol, el catalán se aprovechó de un error colosal de Pepe en la marca; en el segundo, de los eternos problemas del Madrid a balón parado.

Antes de diseccionar los errores de los merengues, deben ensalzarse las virtudes de Osasuna. Porque a todo lo citado anteriormente, hay que añadir una muy importante. Osasuna sabe jugar con la pelota. Gracia ha encontrado un equipo y un sistema con el que el balón no quema.

Evidentemente es muy difícil dominar al Real Madrid, pero ayuda mucho saber tratar la pelota para no encerrarse cuando un equipo de esta identidad viene cual jabalí herido. Además, ni siquiera necesitó Osasuna un estadio a reventar. La directiva osasunista fijó precios astronómicos para las entradas y la gente respondió no llenando El Sadar.

La virtudes de Osasuna se encontraron además con los defectos del Madrid. Un equipo que se volvió a parecer más al del inicio de temporada que al que lleva un mes desplegando un juego bonito y contundente. Y además, mostró algo que en el Bernabéu es imperdonable: indolencia. Poca alma en definitiva.

Los de Ancelotti estuvieron mal como equipo y en lo individual. De la parte ofensiva solo se salvó Isco, autor del 2-1, y los primeros minutos de la dupla Xabi-Modric. Lo demás fue nulo. Ni Benzema, ni Bale, ni su sustituto Di María aportaron nada al equipo. El juego del Madrid fue plano y sin ideas, como en las salidas de inicio de temporada.

Y si malo fue el ataque, la defensa fue aún peor. Ancelotti se decidió por sus dos laterales ofensivos (Marcelo y Carvajal) y por la dupla Pepe-Ramos en el centro de la zaga. El luso y el sevillano tuvieron un día para olvidar. Pepe falló en el marcaje del primer gol y Ramos se autoexpulsó poco antes del descanso.

Es cierto que puede que fuera una expulsión rigurosa (la primera amarilla es dudosa), pero Ramos adoleció de su dilatada experiencia. Su expulsión, unida a la quinta amarilla de Pepe, le trae un problema añadido al Madrid, ya que con Varane lesionado hasta enero, afrontará el duelo ante el Valencia con Nacho como único central puro.

Por hacer el reparto justo de errores, también Ancelotti tuvo los suyos. El italiano se dio cuenta demasiado tarde de que Xabi Alonso es un futbolista excepcional, pero no puede jugar de central. Aunque saneó la salida del balón y tuvo alguna acción de mérito, le faltó velocidad y oficio. Y, además, quitó a Isco cuando no había nadie del Madrid que estuviera mejor que el andaluz.

Sumando aciertos de unos y errores de otros, el Madrid, que logró el 2-2 con un cabezazo a falta de diez minutos, casi debe darse por satisfecho. Porque hubiera sido justo que hubiera ganado Osasuna en El Sadar. El Madrid sigue con su mala racha en Pamplona y da un paso atrás en su lucha por la Liga.

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